lunes, 30 de enero de 2017

Poesía de Tomás Watkins

Tomás Watkins es neuquino nacido en 1978. Estudió abogacía, historia y letras. Publicó Grito(edición de autor, 2003), 26 (Libros Celebrios, 2004 y El Suri Porfiado, 2007) y Mitología (EDUCO, 2012) y Bien de Consumo (Ed Doble Zeta, 2015) y Hora blanca (Espacio Hudson, 2015) . También ha publicado textos en medios gráficos y en Internet y ganado becas y concursos. En 2003 representó a la Argentina en el 1er Encuentro Binacional de Escritores de Pucón y Villarrica, República de Chile, en 2010 fue invitado a la 36º Feria Internacional del Libro de Buenos Aires como representante de su provincia natal y en 2011 al Festival Internacional de poesía de Rosario.
Sus poemas aparecen en varias antologías, entre las que destacan Desorbitados, Novísimos poetas del sur de la Argentina, publicada por el Fondo Nacional de las Artes (2009), y Si Hamlet duda le daremos muerte, publicada por Ediciones de La Talita Dorada (2010). Integra el grupo de poetas Celebriedades, con el cual ha desarrollado una vasta difusión poética por la Patagonia argentina y chilena mediante un espectáculo poético-musical; además conduce un segmento radial de literatura, música y vinos y encabeza un proyecto audiovisual sobre escritores neuquinos llamado “Almacén literario”, becado por el Fondo Nacional de las Artes.


LO QUE PINTA

No tenés papel
donde caerte muerto,
los pájaros cantan en las ramas
del cementerio tu risa y tu anatema,
¡no hay papel posible mientras algo
—la sombra— se revela!
El espejo te fracciona
sobre cara y permanencia del poema,
sin el diario,
solo,
no tenés papel
para gritar goles, hay corbatas
que embisten y te dan la despedida,
pintura vieja, colchón ajado,
en fin, para que ahorres
apenas
una hojita

BAILARINA EN POLVO

Vuelve, estaba imprevisto,
sorprende por mágico
de lo doxa que es pero funciona,
pongo en palabras algo que tu pollera sabe
que ilumina, se abre,
seguro que se abre y que mi oficio a esta altura es un fraude, otra vez
¡disculpas! —es la última, pero
no siempre hay la sangre a mano pero
todo lo que tengo, así entre los dedos
y hasta el sol, lo que perdura
en el vuelo total,
reverberos de la palabra ahora, su costo,
digo
mi cuerpo todo junto y el lugar donde se halla
lo nervioso intelectual, diría todo
más todo el sexo de mi virtud y de mis deudas,
y todo lo que pienso y oigo cuando todo mieda,
todo yo, mi espesor, mi texto en peso,
mi ánima final que testifica el aire,
digo todo y ya es tuyo, y también
mis ganas de tocar
lo vano y justo,
vuelve, es el eco de tu nombre,
Thamar
Thamar
el eco de tu nombre
Thamar

LA MOTO

En 2007 se van los mejores
empujando una vieja
volskawen
Nosotros, presentes. Tutú y rocanrroles
en el Viejo Teatro de la ciudad
Amortorizado, vieja, tus duendes jugando
y el rostro durazno, la mano peinando
el poema y la noche.
Habilitá lo que sobra,
que te vas
a matar
Está pintando, a qué negarlo,
alto candombe.
El corazón aguanta pero
BASTA
dijo el animal
y al otro día
fuiste
Tocar el cielo entre ríos,
piedra que pule aún garganta pura

al Rulo Salvi


Tomás Watkins lee su poesía








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