jueves, 27 de abril de 2017

Hoy en poetas de la Patagonia la poesía de Jorge Spíndola


Spíndola, Jorge
Nació en Comodoro Rivadavia, Chubut, en 1961. Vive actualmente en Trelew. 
Integra el Colectivo de Poesía Nómada “Peces del Desierto” y el Colectivo de Trabajo
Artístico “Bajo los Huesos”, Chubut, Argentina.
Ha publicado:
Matame si no te sirvo, por Último Reino Buenos Aires, 1994.
Premio Nacional de Poesía Encuentro de Escritores Patagónicos- Fondo Nacional de las
Artes, Argentina.
Calles laterales, Ediciones del Sur del Mundo, Trelew, 2002.
Mención de Honor Fondo Nacional de las Artes, Argentina, 2002; Mención de Honor,
libro finalista Premio Internacional de Poesía Festival de Medellin, Colombia.
Jerez volcado, selección de textos, Plan Nacional de Lectura. Buenos Aires, 2007.
Jerez Volcado, Ediciones Suri Porfiado, Buenos Aires, 2008. Segunda Edición: Ediciones
Bajo los Huesos, Trelew, 2010.
Perro lamiendo luna, Antología personal, Ediciones Jinete Insomne, Buenos Aires,
2013.
Integra antologías nacionales y del extranjero:
Abrazo Austral, Poesía del Sur de Argentina y Chile, Editorial Desde la Gente, Buenos
Aires, 1998.
Poesía de Patagonia, Ediciones Maremoto, Málaga, España, 2006. Concha García,
compiladora.
En 2004, estrena ¨Oxido Labial”, espectáculo de poesía y teatro de objetos junto al
Grupo Pócima. Dirección de Javier Swedzky, Grupo Periférico de Objetos (Bs. As.).
En 2008, estrena “El arte de la memoria” junto al grupo de teatro La Cofradía de los
Locos, espectáculo teatral multimedia basado en textos de escritoras y escritores
detenidos-desaparecidos por la dictadura militar argentina. Teatro Español de
Comodoro Rivadavia. Dirección de La Cofradía de los Locos.
2008, “Eskrache a La Anónima”, performance callejera con textos de Lola Kiepja y
pinturas de cuerpos selk´nam, junto al Colectivo de Trabajo Artístico Bajo los Huesos y
el muralista Chelo Candia, Puerto Madryn, Chubut.
Actualmente trabaja en el estreno de la obra “Tendal de voces en torno al suceso de las
tres viejas borrachitas detenidas en el barrio del progreso”, con textos propios. Grupo
de teatro Universitario de Río Negro, dirigido por Hugo Aristimuño.



Eramos muy jóvenes

Confundíamos árboles con fuego
frutas con ceniza
las guitarras ardían
como hembras por la noche
creo que había demasiado alcohol
o anfetaminas
y el vértigo
era una forma de belleza.
nos tatuábamos corazones en la espalda
y poseíamos mujeres
con tigres en el pecho.
todo el mundo llevaba una joroba
a punto de estallarnos
en la cara.


YA LO SÉ

yo ya sé
lo que es el amor.
yo aprendí a beber vino
cuando trabajaba
en la pampa de salamanca
al borde de la ruta 3.
aprendí a beber callado
mirando las martinetas
que se iban siguiendo la alambrada.
de vez en cuando un camión
como un incendio perforaba la tarde
y pasaba
dejando un suspiro en las retinas
de los perros.
a lo lejos había
un molino negro
el viento agitaba sus pedazos
molino deshecho
sin aspas para el vuelo
chaperío sin alas
llorando en pozo de la noche.
yo bebí borracho en las alturas
a mi no me digan nada.
perdí una camisa
buscando ovejas en la nieve
perdí los sentidos
mareado en una torre
que se alzaba como un sueño
en la chatura de la estepa/
un mirador creo que era.
y ya sé lo que es el amor
(por las noches yo dormía
en un catre adentro de una casilla)
después de apagar el alumbrado
(un lister a todo culo)
desaté los perros
y me quedé bebiendo
con los ojos mezclados con la noche
con la piel hecha un silencio
como un solo cuerpo enmudecido por la pampa.
en la pieza brillaban
por la luna
las latas de aceite supermóvil multigrado/
el viento ladraba a la ventana.
el viento es un perro desgraciado
aullando en las orejas del insomnio.
los vehículos pasaban en la ruta
con ráfagas de luz en esa pieza.
y por eso
yo ya sé lo que es el amor
yo recé borracho el padrenuestro
para que
un auto con dardos veloces pasara iluminando
el cuerpo de thelma tixou
que brillaba en el almanaque
de aquella noche de aquel invierno
de esos años.
thelma estaba espléndida en esas soledades
tenía un vestido rojo
que ardía ante mi boca
cuando las luces
la encendían como llama en pleno vuelo.
yo ya sé lo que es la sangre
cuando arde como aceite en la penumbra.
el cuerpo de ella era un planeta
girando en el abismo
y yo su único habitante/
me ataca como una sed cada vez que me acuerdo de esa diosa.
el amor es como apretar una foto de thelma tixou
en la garganta de la noche/
o el amor es otra cosa
animal que se espanta
que vuela lejos
y uno
no ha tenido el gusto.


CHOMÜNGEN/ EL OTOÑO
kalfu me decía mi abuela
y me traía flores de manzanas…
Elicura Chihuailaf
son las últimas uvas y los primeros membrillos
son las manzanas cayendo con las hojas
las cortinas de álamos remojadas en el río
los fresnos gigantes amarillos como velas encendidas en la noche
lorenzo quilaqueo me dice este chomüng de las hojas
anuncia el último ciclo del año
ya es tiempo de guardar los animales
protegerlos del rigor del frío
hay que volver a las rukas dice
a los lugares reparados para invernada
chomüngen es tiempo de calma/
el suelo se abriga con las hojas
la semilla sueña el árbol que vendrá
tiempo de encender el fuego y vivir las noches largas
de convivir adentro de las casas y volver a contar
los relatos antiguos a los hijos.
En noches como esta
la abuela eufemia preguntaba
por qué los árboles se desnudan para llegar al invierno
de qué hablan las raíces en el sueño de la tierra
nunca pude contestarle esas cosas
hay un lenguaje del mundo que olvidamos
los hombres volvemos a la tierra
sin saber muchas cosas de la tierra
ignoramos
y muchas veces hablamos sin respeto
ahora hay tantos reflejos y variaciones de amarillo
cómo haré para guardarlos en los ojos?
Cómo resistir el invierno sin la memoria del otoño
(en la ciudad el olvido es blanco como una helada)

El poeta Recitando su poesía



jueves, 6 de abril de 2017

Poesía de Luciana Tani Mellado.

Luciana Mellado nació el 3 de marzo de 1975 en Buenos Aires, capital de la República Argentina, y reside en la ciudad de Comodoro Rivadavia, provincia de Chubut. Es Profesora y Licenciada en Letras, por la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco, así como Magister en Literaturas Española y Latinoamericana, por la Universidad de Buenos Aires. Es investigadora y profesora en la carrera de Letras de la UNPSJB, en la sede de su ciudad. Colaboró con artículos en publicaciones universitarias arbitradas de Argentina, España, Nueva Zelanda, Chile y Alemania. Además de obtener numerosos premios y becas, participó como expositora y como poeta en congresos nacionales e internacionales. Es la compiladora de dos antologías editadas en soporte electrónico: “Máquina sur. Poesía actual de la Patagonia” (2013) y “Patagonia se dice en plural” (2015). En el género ensayo, en 2010 la UNPSJB editó su conferencia “La Patagonia y su literatura: unidad y diversidad multiforme” y en 2015 apareció su libro “Cartografías literarias de la Patagonia en la narrativa argentina de los noventa”. Poemarios publicados entre 2006 y 2014: “Las niñas del espejo”“Crujir el habla”“Aquí no vive nadie”“El agua que tiembla” y “Animales pequeños”.



XXVII


Este dedo no se mueve más
culpa de una mala espina.

Ahora muevo los otros cuatro
y el del medio se queda quieto.

Le gusta estar solo
como a vos
cuando eras chica.



La siesta

                                                                       para Andy, cada vez



Crece el silencio
adentro 
de las cosas.

La siesta te abraza.

Nadie prende velas
bajo una luz rabiosa.

El único que importa
está durmiendo, 

lejos de esta boca
que quiere hablar
está durmiendo.

Bajo el sol excesivo
me falta
que despiertes.


(Animales pequeños)



  Tus ojos I
A Andy

Nada es inocente en este mundo
salvo tus ojos.

Tu cuerpo quemado / incendiado por los años 
dibuja dos grandes soles 
anillos sabios que te acercan a lo divino. 

No exagero, es cierto, todo sobra en mi casa 
todo es olvidable
menos los puentes acuosos de tus ojos. 

Como aquello que ignoro conociendo
o mejor aún lo insondable de vos. 
Te oigo desde lejos.


(Las niñas del espejo, 2006)




IX

también yo te amaba y masticaba la sombra de tu cuerpo 
me acercaba a esa sombra con breve salto 
porque también te amaba cuando estabas 
y te vaciabas de luz sin preguntar mi nombre 
ni por qué te seguía 
pero también sabía que aquello era el murmullo 
amoroso del que está partiendo
porque te estabas yendo entonces 
rodabas 
como una máquina infalible que deja en el suelo
unas marquitas como pisadas de perros 
diminutos / de loros
como cáscaras de frutas invisibles 
que dicen no me olvides 
que riega / la niña de la albahaca 
y la memoria rodando papelitos en el viento 
cuando te ibas por la ruta y te quedabas 
pegado a los alambrados / a las matas 
no me voy del todo me decías 
pero yo veía que la mancha de la luna se achicaba 
que la luz era plena en lo oscurito 
y me olvidaste nomás entre los ojos 
bebiendo la pupila un sueño líquido 
de tigre ciego que atrapa el color de la presa 
y se le olvida entreabierto el otro ojo 
que es árbol del follaje acolchonado 
por donde el sol retumba en cada salto 
que hacia tu sombra el barranco 
me incendiaba. 


(Aquí no vive nadie, 2010)




Un poema de Luciana Tani Mellado en voz de Ingrid Pelicori